Si hablamos de conflictos vecinales en Oviedo, seguro que coinciden en un 98% con el del resto de ciudades y provincias de España. Y es que los conflictos vecinales son situaciones absolutamente comunes en las fincas, no importa el lugar geográfico del que hablemos. Conflictos originados por diversas causas que ahora expondremos.
Por ejemplo, problemas acústicos como ruidos de animales, ruidos de obras o ruidos molestos en general. También el mal uso de instalaciones comunes o discrepancias relacionadas con nuestros animales de compañía. Son sólo algunos ejemplos de este tipo de desavenencias vecinales que tanto vemos y tratamos en despachos jurídicos especializados como somos Abogados Comunidades.
Estos problemas entre propietarios o inquilinos se han de abordar y no dejar que se estanquen. Si no, será difícil garantizar una convivencia armoniosa. Existen múltiples vías para resolver estas disputas, tanto extrajudiciales como judiciales, que permiten a los propietarios encontrar soluciones adecuadas a sus problemas.
Causas de los conflictos vecinales
Los conflictos vecinales en Oviedo tienen su origen en una diversidad de contextos bastante identificada. Seguro que os suenan todas:
Mal uso de las instalaciones comunes
El uso inapropiado de las áreas compartidas puede desencadenar problemas importantes. Este aspecto merece una atención especial, pues afecta directamente a la convivencia.
Las áreas comunes, como piscinas o salones de actos, tienen horarios establecidos. El incumplimiento de estas normas puede causar molestias a otros propietarios que buscan disfrutar pacíficamente de estos espacios. La falta de respeto hacia estas regulaciones es una fuente de conflicto común.
Este verano, por ejemplo, se ha producido un gran malestar en muchas comunidades por el uso de la piscina privada de usuarios externos a dichas comunidades. Gente invitada por propietarios en la mayor parte, que se exceden en tal invitación quedándose hasta bien entrada la noche, incluso cuando quienes les han invitado ya se han retirado. Es solo un ejemplo de conflicto vecinal causado por terceros, en este caso.
Seguridad en las áreas comunes
Este acceso incontrolado o el mal uso de las instalaciones comunes puede generar situaciones de riesgo. Una comunidad que no vigila la seguridad puede verse expuesta a accidentes o actos vandálicos, lo que fomenta la desconfianza entre los vecinos.
Ruidos y molestias
Podría decirse que es la principal y más común causa de conflictos vecinales en Oviedo.
Son quejas por ruidos cuyas fuentes suelen ser la música alta (fiestas y celebraciones ruidosas), uso de electrodomésticos en la vida cotidiana de un hogar (vecinos se ven perturbados por el sonido de lavadoras, aspiradoras o incluso conversaciones normales) o discusiones recurrentes y beligerantes entre convivientes a cualquier hora del día, incluso llegando a producirse peleas.
Uso inapropiado de garajes
Los espacios de aparcamiento son otra fuente de conflictos. Las normas sobre el uso de garajes deben ser claras para evitar malentendidos. Por ejemplo, es obvio, pero ocurre, no estacionar en lugares no asignados. Cuando los propietarios no respetan las plazas que les corresponden, se genera un ambiente de frustración y desconfianza.
También las obstrucciones en el garaje, ya sea por vehículos mal estacionados o por la falta de atención, afectan la movilidad de los vecinos y provocan grandes enfados entre ellos. Este tipo de situaciones requieren una resolución rápida para evitar conflictos mayores (hablar con el presidente de la comunidad, y si no, tratarlo en junta ordinaria o extraordinaria, si fuera necesario).
Morosidad
Entre los conflictos vecinales, uno de los más complejos. La morosidad puede llevar a un clima de resentimiento y desconfianza.
La situación económica de algunos propietarios puede impedirles cumplir con sus obligaciones, y claro, esto afecta a la estabilidad financiera de toda la comunidad, lo que desemboca en tensiones entre quienes cumplen con sus pagos y quiénes no.
Acciones legales contra morosos
Cuando la morosidad se vuelve crónica, las comunidades pueden verse forzadas a tomar acciones legales. Este proceso, aunque necesario, puede agravar las relaciones entre vecinos y llevar tiempo, recursos y esfuerzo adicional. Nuestro despacho es especialista en reclamaciones por morosidad en Oviedo.
Obras y reformas
Las obras en los edificios o zonas comunes pueden también es un foco de conflictos vecinales que no nos es desconocido. El ruido y las molestias asociadas a estas tareas suelen ser motivo de queja según las circunstancias de los trabajos de construcción.
El desarrollo de obras puede genera ruido, desorden y suciedad, lo que afecta la calidad de vida de los vecinos que desean tranquilidad en sus hogares.
Lo mismo pasa con los trabajos en altura de alteración de las fachadas o estructuras puede generar desacuerdos. Los propietarios pueden tener diferentes opiniones sobre las reformas, lo que puede llevar a disputas prolongadas.
Mascotas
Las mascotas son un aspecto delicado en la convivencia entre vecinos. Su comportamiento puede suscitar conflictos, sobre todo si no se gestionan adecuadamente.
Ruidos, suciedad, olores, desatención… Diríamos que los ladridos constantes de perros en la comunidad o comportamientos agresivos son los principales problemas que alteran la paz en la finca. Ni que decir tiene que la responsabilidad de los dueños es la clave del asunto. Sin un buen cuidado y atención, los conflictos vecinales por estos motivos son más propensos a emerger.
Excrementos en áreas comunes
También la falta de cuidado en la recogida de excrementos genera grandes tensiones. Toda una falta de respeto hacia los espacios compartidos y hacia el resto de vecinos que perjudica la convivencia.
Problemas de personalidad
Por último, ya tendríamos los problemas personales entre vecinos. Entra dentro de la posibilidad dado que conviven diversas personalidades que, puntualmente, pueden chocar. Estas diferencias pueden dar lugar a malentendidos que, sin la adecuada comunicación, pueden convertirse en conflictos.
Recomendamos desde Abogados Comunidades la mediación y la resolución de estas diferencias de forma interna y pacífica. Las consecuencias de los conflictos vecinales pueden llegar a ser significativas y afectar a toda la comunidad, por lo que debemos entre todos trabajar en construir el mejor de los entornos de convivencia posible.
Consecuencias de los conflictos vecinales
Que los conflictos vecinales generan “mal cuerpo” es una obviedad que en muchos casos se queda corta. Cuando se dan en la comunidad, la consecuencia principal es el estrés y la preocupación, llegando a extremos de ansiedad en determinados casos. Y es que la tensión generada por disputas continuas puede perfectamente derivar en un ambiente hostil que altera el bienestar emocional de los habitantes.
Se genera un clima de desconfianza y recelo. El estrés acumulado suele llevar a los vecinos a evitar las interacciones comunitarias. Este aislamiento no solo afecta la salud mental de los individuos, sino que también erosiona el sentido de comunidad y pertenencia.
Degradación de la convivencia
Con el tiempo, y como es natural, los conflictos vecinales no resueltos van seguramente a provocar una notable disminución en la calidad de vida de los residentes. La falta de armonía en la comunidad se traduce en consecuencias más graves.
Por ejemplo, el descenso claro de la calidad de vida. La tensión y el descontento perpetuos afectan a ese bienestar general de los vecinos que antes mencionábamos. La convivencia se torna en un reto, lo que puede llevar a la frustración y al desánimo entre los habitantes de la comunidad.
Devaluación de propiedades
Un ambiente negativo puede influir en la percepción de la comunidad por parte de potenciales compradores o inquilinos. Como resultado, las propiedades pueden sufrir una devaluación, repercutiendo en la inversión de cada propietario.
Inversión en recursos
Los conflictos vecinales requieren una considerable dedicación de recursos y tiempo para ser solucionados. Este fenómeno puede afectar no solo a los directamente involucrados, sino también a la comunidad en su conjunto.
Las disputas, a menudo exigen reuniones frecuentes para abordar los problemas y, en casos extremos, pueden derivar en procesos legales. Este tipo de trámites no solo consume tiempo, sino que también puede resultar costoso económicamente.
La carga adicional que representan los conflictos vecinales afecta también a los administradores de fincas, quienes deben destinar recursos para gestionar estas situaciones en lugar de centrarse en el mantenimiento y la mejora de la comunidad. Esto crea una dinámica desfavorable que complica la convivencia.
Soluciones extrajudiciales para los conflictos vecinales
La resolución de conflictos vecinales en cualquier comunidad de propietarios en Oviedo, Asturias o resto de España ha de evitar siempre (en la medida de lo posible) la vía judicial. Generalmente, pocas controversias entre vecinos acaban en los tribunales. La mayoría se resuelven con mediación y el diálogo entre todas las partes.
La comunicación es la clave para abordar cualquier desacuerdo. Que los principales órganos de la comunidad, presidente y administrador, fomenten un ambiente en el que los propietarios se sientan cómodos expresando sus preocupaciones. El objetivo es llegar a acuerdos amistosos que solucionen los conflictos.
Se deben establecer canales de comunicación efectivos, como reuniones regulares, tablones de anuncios, apps de comunidades o grupos de chat, que permita a los vecinos compartir opiniones y resolver malentendidos antes de que se agraven.
Normativas claras
Sin reglas y normativas claras para todos en la comunidad, es imposible configurar una convivencia sólida y perdurable. Normativas que han de estar al alcance de todos los propietarios en todo momento.
Hablamos de los estatutos de la comunidad, principalmente. Normas referidas al uso de instalaciones comunes, como horarios de uso o límites de ruido, ayudan a mantener el orden y respeto entre vecinos. Todos deben comprometerse a cumplirlas.
Mediación vecinal
La mediación es una herramienta eficaz para resolver tensiones. Un mediador imparcial puede ayudar a las partes a encontrar un terreno común ya que escucha a las partes y facilita el diálogo. Su papel es orientar a los participantes hacia una solución satisfactoria para todos.
Arbitraje
Por otro lado, el arbitraje implica a un árbitro que toma una decisión vinculante para ambas partes si no logran llegar a un acuerdo. Ambos métodos promueven la colaboración y el entendimiento entre los vecinos.
Implementación de actos preventivos
A veces, ciertas comunidades deciden adoptar medidas preventivas para aliviar roces antes de que se conviertan en conflictos serios. La proactividad es una estrategia clave en la gestión comunitaria.
Básicamente consiste en establecer comités de convivencia para gestionar más eficientemente los posibles problemas entre vecinos antes de que escalen. Estos comités estarían encargados de organizar actividades y supervisar el cumplimiento de las normas.
También, fomentar actividades comunitarias, como excursiones o celebraciones, para así trabajar en los lazos entre vecinos. Una comunidad unida es menos propensa a experimentar conflictos.
Soluciones por vías judiciales
Cuando las vías extrajudiciales no logran resolver el conflicto, se puede recurrir a vías judiciales. Este enfoque, aunque más formal, menos agradable y con más costes económicos adheridos, puede ser necesario para lograr el ansiado acuerdo entre las partes para el cumplimiento de los derechos y deberes de los propietarios.
Demanda civil
Generalmente, se presenta una demanda civil por parte de los demandantes, acreditando las pruebas pertinentes. El proceso puede prolongarse en el tiempo dependiendo de la complejidad del caso, pero no es lo habitual. El juez dictará una resolución que será vinculante para ambos partes.
Demanda de cesación
Si la conducta de tu vecino causa molestias o daños, se puede solicitar una medida cautelar para que cese inmediatamente dicha conducta.
Demanda de indemnización por daños y perjuicios
Si hemos sufrido algún daño económico o moral a causa de la conducta de nuestro/s vecino/s, podemos reclamar una indemnización.
Demanda penal
En casos más graves, como cuando la conducta del vecino/s constituye un delito (por ejemplo, amenazas, daños a la propiedad), podemos optar por interponer una denuncia penal.
El papel de los administradores de fincas en la resolución de conflictos
En los conflictos vecinales en Oviedo o en cualquier otro lugar, cuanta más gente se una con el objetivo de resolverlos de forma sensata y pacífica, mucho mejor. Los administradores de fincas tienen, por tanto, una función fundamental en la gestión de comunidades de propietarios.
Y es que, a través de su intervención, y por su rol preponderante en la gestión y administración de la finca, suelen contar con el respeto de los propietarios, lo que ayuda, sin duda, en esos conflictos vecinales que de vez en cuando emergen.
Supervisión y mantenimiento
Si antes decíamos que el mal uso o mantenimiento de las zonas comunes es un posible foco de problemas de convivencia, el administrador ha de gestionar y monitorizar adecuadamente ese puntual mantenimiento de las instalaciones de la finca. ¿Cómo?
- Ha de haber inspecciones periódicas a las zonas comunes.
- Coordinando la ejecución de los trabajos de reparación y limpieza.
- Gestionando la disponibilidad y uso eficiente de las instalaciones.
También, atendiendo a las necesidades de los propietarios y su comunicación, puede, que implementando un plan de mantenimiento preventivo, que incluya soluciones ágiles para inconvenientes menores cuando se produzcan.
Gestión financiera
Importantísimo, la gestión financiera del día a día de la comunidad. Sin ello, es imposible gozar de una estabilidad y buena consonancia en la comunidad.
Transparencia en los gastos, informes claros, debate en las Juntas, establecimiento de un calendario de pagos claro y accesible, seguimiento de los cobros para evitar morosidades, gestión de recordatorios y avisos a propietarios morosos…
Resolución de quejas
Por último, destacamos la atención efectiva a las quejas de los vecinos. Ha de ser rápida y funciona para evitar que las incidencias se conviertan en conflictos vecinales.
Para ello, puede ser necesario implementar canales de comunicación eficientes para quejas (email, apps), y prestar una atención individualizada a cada inciso planteado por los propietarios. Si además se actúa con proactividad, será posible anticiparse a posibles conflictos a través de la observación. Y siempre, gestión mediadora entre las partes para una resolución pacífica.
Conclusiones
Conflictos vecinales siempre van a existir en las comunidades. El cómo los afrontemos como conjunto determinará el estado de salud que goce la finca a partir de ese momento. Seguro que alguna de las partes no sale especialmente contenta de la resolución de la situación, pero si es decisión unánime del conjunto, será (generalmente) lo correcto para la comunidad.
Llegar a extremos judiciales es inusual y siempre desaconsejable. Si no hay más remedio, sabed que como ciudadanos, tenemos el derecho de dilucidar la situación en los juzgados.
Como expertos en Propiedad Horizontal, la mayoría de nuestros casos de conflictos vecinales los resolvemos con la mediación. Es la mejor y menos traumática solución.